Para la gloria de Jesucristo y la extensión del Reino
de Dios en la tierra
Para la gloria de Jesucristo y la extensión del Reino
de Dios en la tierra
DEVOCIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA
Para la gloria de Jesucristo y la extensión del Reino de Dios en la tierra, vamos a construir el Santuario de la Divina Misericordia en la ciudad de Garagoa. Este Santuario, en el corazón del Valle de Tenza de la bella región de Boyacá, se constituirá en el corazón de la fe de todos los peregrinos, como símbolo de nuestra peregrinación hacia el Santuario del cielo. La construcción de este Santuario obedece a nuestra inmensa devoción a la Divina Misericordia; y mucho más ahora en este tiempo de pandemia, porque creemos que Dios en su infinita misericordia no nos ha dejado solos en la terrible batalla con el Cobid 19.
En Garagoa la devoción a la Divina Misericordia nació a finales del siglo XX, por una supuesta aparición de Jesús Misericordioso a una humilde señora campesina llamada Oliva Arias Bernal, ciudadana garagoense, residente en la vereda de Quigua Arriba. La noticia de la supuesta aparición de la Divina Misericordia a la señora Oliva Arias Bernal se extendió por todos los rincones de Colombia y por algunos países latinoamericanos. Y, con la extensión de esta noticia, empezaron las peregrinaciones; y, de esta manera, la devoción a la Divina Misericordia creció enormemente. “Olivita”, la “Vidente,” era el nombre con el cual la llamaban los habitantes de Garagoa y los que venían de otras partes a escuchar “revelaciones misteriosas” que ella les narraba.
Yo, Presbítero Marcelino Puin Amaya, nombrado primer Rector del Santuario de la Divina Misericordia, por Decreto del Señor Obispo de la Diócesis de Garagoa, Monseñor Julio Hernando García Peláez, tuve la oportunidad de conocer a Oliva Arias Bernal y de haber sido su consejero espiritual; y me consta que eran multitudes de peregrinos los que venían a visitarla y a escuchar sus mensajes. Yo, como consejero espiritual de la “Vidente” de Garagoa, tuve la oportunidad de conocer su casa y el sitio donde ella decía que se le había aparecido la Divina Misericordia. Y en cuanto a las multitudes de peregrinos, puedo decir que no venían simplemente de paseo, sino con una fe grande de buscar a la Divina Misericordia. Los peregrinos venían en modo especial los domingos, entraban primero a la Catedral de Garagoa, se confesaban, participaban en la celebración eucarística de las nueve de la mañana, se iban a la vereda y antes de llegar a la casa de la “Vidente”, como la llamaban, rezaban el santo viacrucis. Y allá en la casa de la mencionada la “Vidente” rezaban el santo rosario, escuchaban sus mensajes; y al finalizar, en las horas de la tarde, regresaban a sus respectivos pueblos, con la alegría de haber vivido su fe a través de una peregrinación. Finalmente, en alguna ocasión escuché de un grupo de peregrinos los milagros obtenidos a través de estas peregrinaciones.
Hay varias razones por las cuales el Santuario de la Divina Misericordia en Garagoa no se puede construir en la vereda de Quigua Arriba, donde vivía la señora Oliva Arias Bernal, la “Vidente”, fallecida el día 27 de julio del año 2015; y una de estas razones es porque el lugar no es apropiado para una obra grande. El Santuario de la Divina Misericordia tampoco se puede construir en el lugar de la supuesta aparición de la Divina Misericordia a la mencionada “Vidente”, porque ella decía que había sido en el puente de la quebrada de Quigua. Y, como si fuese encantado, “ese puente se rompió”. En conclusión, el sitio más apropiado para la construcción del Santuario de la Divina Misericordia es en el Alto de Santa Bárbara. Y debo decir que allí hay un monumento en honor a nuestra Señora de la Asunción; y que este lugar, para muchos, igual que para mí, es el segundo emblema religioso de Garagoa, la Sultana del Valle de Tenza. Si Dios quiere, allí vamos a construir el Santuario de la Divina Misericordia, con la ayuda generosa de los católicos de buena voluntad y de gran corazón.
Hermana, ven, ayúdame. Hermano, Ven, ayúdame.
La meta para este año 2021 es conseguir 100 familias de buena voluntad y de gran corazón
que generosamente puedan aportar $ 1000.000 de pesos cada familia.
Hermana, ven, ayúdame. Hermano, Ven, ayúdame.
Si están bajos de recursos se pueden unir dos o más familias para su millón de pesos.
Y si aún no pueden, también serán bien recibidos lo que Dios les socorra.
Y que Dios les vendida por sus aportes.
Cordialmente, P. Marcelino